ENSOÑACIÓN

Todos en algún punto de nuestra vida, caemos en la tentación

 de anhelar algo o alguien que ni siquiera existe.

Sarah Mar

Tal vez la fantasía te mantiene viva.

Quizás la maldición comienza cuando se cumple.

Aspiras a un supuesto imposible y al conseguirlo te quedas en el vacío.

Tras un breve disfrute por el sueño cumplido.

Esperar es la parte hermosa del camino.

Y cuando lo recorres con prisas para cumplir ese sueño que te llena de vitalidad, olvidas disfrutar el viaje.

Con cada paso crece la emoción, pues cada vez estas más cerca de la meta, esa que creaste para ir en tras el rumbo trazado, solo que al lograrlo tras el brevísimo éxtasis que produce la misión cumplida aparece la pregunta ¿Y ahora qué?

Es como si más allá del sueño realizado te encontraras con la nada.

Por el contrario, cuando no lo consigues, tu anhelo es tan profundo que permaneces inalterable, como esa montaña que resiste sin rechistar el implacable viento y permanece erguida con aquella seguridad que le hace anclarse con fuerza a la madre tierra.

En ocasiones, en un acto humanamente imperfecto, te invade la decepción, al descubrir que, solo tus expectativas crearon una dimensión inexistente que te colmó hasta los huesos de sueños y esperanzas, nada era como habías imaginado, no obstante, vuelves a tener opciones.

Puedes abandonar y resignarte con la trivialidad de lo posible que logras sin esfuerzo.

O tal vez, solo tal vez, brillará aún más la estrella que te guía y perseguirás ese anhelo con mayor ahínco, escuchando atentamente el débil susurro de tu voz interior, que te invita a seguir adelante, soñando, creando y sintiendo sin resistencias todo lo que la Divinidad ha diseñado para ti.

Entonces, si tienes suerte, comprendes que la meta es el camino.

Sarah Mar